sábado, 4 de agosto de 2012

HABILIDADES EN TIEMPOS DE CRISIS... ¿De dónde las sacamos???


En estos tiempos que corren que solemos llamar con ahínco "tiempos de crisis" cobra sentido el preguntarse CUÁLES SERÍAN LAS HABILIDADES MÁS IMPORTANTES A DESARROLLAR para poder continuar siendo competitivos en el mercado...


Como producto de un brainstorming podríamos citar aquí algunas como el manejo de la incertidumbre, la resiliencia, la visión conjunta, la adaptación a diferentes entornos, el trabajo en equipo, la resolución de problemas, la gestión del tiempo...y todas aquellas competencias trasversales que nos permitan ser más adaptativos a esta vorágine de cambios que golpea con gran fuerza a nuestras empresas y más directamente a nuestro dominio personal.

Sin embargo, ¿Cómo las obtenemos?, ¿De dónde las sacamos? 

Más allá de nuestra formación profesional, llegamos a ser realmente competitivos si sumamos en el manejo de estas destrezas que vamos desarrollando precisamente a medida que nos enfrentamos con  situaciones difíciles, permitiéndonos transformar conocimientos en comportamientos y conduciéndonos a dar respuestas más adaptativas a situaciones de mudanza.

No obstante, a pesar de ser esto lo que efectivamente hace la diferencia a la hora de enfrentarnos con éxito a situaciones conflictivas, muchas pequeñas y hasta medianas empresas dejan de lado una gran oportunidad para mejorar el clima y solidificar su cultura organizacional, pudiendo aumentar la fidelidad de sus empleados si se tomara en cuenta una mejor gestión del cambio entrenando y abriendo espacios para el desarrollo de estas habilidades.

Paradójicamente, en la mayoría de los casos la reducción de costos comienza por el departamento de Recursos Humanos...Si dejamos de lado aquello que realmente nos revalorizaría como empresa, como personas...podríamos realmente aspirar a transformarnos en algo mejor? o simplemente aspiramos a sobrevivir...? 

Para salir de la crisis fortalecidos, es necesario visualizarla como una POSIBILIDAD DE TRANSFORMACIÓN y para ello debemos desplegar todos nuestros recursos como instituciones o como individuos para disponernos al cambio. El poder vislumbrar una salida airosa a nuestra situación depende de nuestro cambio  de consciencia y para poder percibir estas dificultades actuales como posibilidades de crecimiento, hace falta romper barreras internas muy incrustadas en nuestra forma de pensar, de creer y de sentir, que pudieron habernos sido útiles en un pasado pero HOY representan nuestras mayores limitaciones.
Igualmente, es necesario superar ciertas dificultades que tienen que ver con el "locus de control" es decir, con el dónde colocar la responsabilidad de lo que nos ocurre, si fuera o dentro de nosotros (seamos un país, una empresa, algún departamentos o simplemente; ciudadanos). El cambio siempre viene de adentro hacia afuera. Para poder romper con la pasividad que nos sumerge en una constante crítica, tendríamos que evaluar aquello que sí nos compete dentro de nuestro campo de acción y ACTUAR!!! 

El cambio de perspectiva para poder ser más flexible ante una nueva realidad se hace urgente en nuestros días, así como el dejar de utilizar la crítica como escudo para no ver nuestra responsabilidad. No esperemos a que el otro haga por nosotros, dejemos de vivir con miedo al riesgo y asumamos el reto de desarrollar por nosotros mismos aquellas habilidades que se construyen en estos momentos y que nos forjan como personas más exitosas.

Cabría citar a Alvin Toffler cuando comenta: "Los analfabetos del siglo 21 no serán aquellos que no saben leer y escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender. Un analfabeto será el que no sepa dónde ir a buscar la información que requiere en un momento dado para resolver un problema concreto. La persona formada no lo será a base de conocimientos inamovibles que posea en su mente, sino en función de sus capacidades para conocer lo que precise en cada momento" 

En resumen,  el desarrollo de estas habilidades depende de nosotros mismos.  Atrevámonos a ser entonces AUTODIDACTAS, INNOVADORES, CREATIVOS, anticipémonos a las demandas del entorno y seamos agentes propiciadores y favorecedores del cambio.


viernes, 3 de febrero de 2012

Para cuándo lo necesita?…Para ayer?


Resulta curioso darse cuenta de cómo varía la idea del tiempo en cada uno de nosotros. Esta es una variante que depende de la percepción del sentido de urgencia y de la responsabilidad que se haya forjado cada uno de nosotros a lo largo de nuestra vida. 

Por lo tanto, algunas personas prefieren vivir al límite de sus posibilidades, dejando todo para última hora, sintiendo la adrenalina como impulso, mientras que otros organizan su tiempo y su espacio del cierta manera que a través de la planificación consiguen un ritmo para ellos coherentes que a su vez les permite manejar plazos de entrega previamente fijados sin ningún problema.

Nos relataba un profesional del área de proyectos que una de las situaciones que más le llamaba la atención era la naturaleza "Urgente" de todos los pedidos que recibía. No sabía por qué, pero le daba la impresión de que estaba generalizada la costumbre de "dejar todo para última hora". Para este gerente, la palabra "URGENTE" estaba asociada con ambulancias, sirenas y hospitales; por eso, no podía entender cómo era posible que absolutamente todos los pedidos tuviesen este carácter de excepción. 


Después de muchas angustiosas entregas, fue cayendo en cuenta que en realidad no existían dichas "emergencias" y que sus clientes siempre quedaban sorprendidos por la "velocidad" con que les respondía. Los clientes de este empresario comprendieron entonces que no era necesario pedir las cosas con tanta premura, porque "siempre cumpliría". Sobra decir que las relaciones comerciales fueron mejorando considerablemente con el tiempo.

A modo de conclusión, nos comentaba que desde su punto de vista, esta forma de establecer transacciones comerciales era el resultado de una completa falta de responsabilidad de la mayoría de los profesionales y prestadores de servicios que intervenían en su sector y que quizás se atrevía a extrapolar a muchos otros sectores de nuestra economía.

Nos resulta muy interesante esta aportación porque efectivamente en nuestras empresas existe esta declaración de urgencia de la que hemos hecho referencia, los clientes, independientemente del sector, exigen plazos de respuesta muchas veces descabellados, si tomamos en cuenta que no son los únicos a los cuales se les presta un servicio. 

Si bien es cierto que la unidad de negocio y el mantenimiento de los clientes es una de las tareas de mayor prioridad, también es cierto que, dependiendo de nuestros criterio de EXCELENCIA, deberíamos reeducar a nuestros clientes por medio de la confianza que les trasmitamos, siendo siempre coherentes con lo que ofrecemos y lo que otorgamos. Sin perder de vista que si queremos sobresalir, es recomendable que hagamos énfasis en lo siguiente:

* Seamos sinceros con nosotros mismos y con nuestros clientes a la hora de establecer objetivos y fechas. Es contraproducente engañar a un cliente para ganar una licitación.

* La excelencia y la responsabilidad es un valor que nos debe distinguir por encima de todo y de todos. Debemos saber identificar lo que tenemos que hacer y entonces actuar en consecuencia, estableciendo las prioridades que sean necesarias. Aunque algunas veces no lo veamos claro, esta forma de ser es clave para forjar empresas sólidas y duraderas.

* Dado el caso de no poder cumplir con lo prometido, debemos siempre dar la cara e informar con anticipación suficiente para adelantarse a posibles inconvenientes. Los clientes lo entenderán y agradecerán.

* Hagamos uso de la empatía. Tratemos a los clientes como nos gustaría que nos trataran a nosotros mismos.